Psicología

Cambia tu actitud.

No es sencillo controlar nuestra actitud ante determinadas circunstancias, menos sencillo resulta intentar cambiar nuestras costumbres, si lo que quieres es poder avanzar a favor de tu salud y belleza, necesitas cambiar tus hábitos, y con ello en consecuencia, tu aspecto y tu calidad de vida. Aunque te mostremos el camino a seguir, debes saber que ningún camino esta plantado de rosas, a veces no basta con saber dónde empieza el camino  porque durante el trayecto, uno acaba perdiéndose y se desmoronan las ganas de continuar, pero ¿vas a quedarte en medio de la nada? Si retrocedes hacia atrás, nunca vas a mejorar y obtener un cambio, y si sigues adelante, quizás las metas que te marques estén más lejos de lo que pensabas.

A veces no basta con desear algo,  debemos esforzarnos día a día por conseguirlo, en este sentido se hace necesario introducir en nuestra vida, no solo un cambio en los hábitos, sino un cambio en nuestra actitud, de nada sirve querer llevar una vida saludable si realmente no nos concienciamos del porque debemos hacerlo. De la importancia que le des a esta necesidad, dependerá que alcances el éxito o no. Además la salud no solo puede concebirse como un bienestar físico, ausente de dolor y de enfermedades, la salud mental es tanto o más importante en este sentido.

Los trastornos mentales pueden dejar más secuelas a nivel físico que una simple enfermedad, y durante el transcurso de determinadas enfermedades, como puede ser el cáncer, la actitud mental del enfermo puede ser crucial en el desenlace de la misma.  Nadie puede alegrarse de tener una enfermedad que puede acabar con su vida en cuestión de pocos meses, tampoco podemos evitar someternos al agresivo tratamiento que requiere, pues tenemos dos opciones, dejar que la enfermedad progrese y pueda con nosotros o intentar hacerle frente con quimioterapia, radioterapia… además de aceptar que se nos va a caer el pelo, que apenas podremos comer, que nuestro aspecto va ir a peor, y nuestro ánimo no va a acompañar… Todas estas realidades, no facilitan la tarea de mantener una actitud mental serena y positiva, sin embargo no rendirnos y demostrarle al mundo que una enfermedad de esta magnitud, no es suficiente para poder con nosotros, posiblemente sea la única opción que tengamos, si queremos que nuestro cuerpo responda de una manera positiva y con ganas de salir adelante. El cáncer se cura en numerosos casos,  pero para ello necesitamos un sistema inmunitario fuerte y nuestra actitud frente a la enfermedad puede hacer mucho.

Tenemos una capacidad mental sorprendente y a veces desconocida, en la mayoría de los casos poco desarrollada. Nuestro estado de ánimo afecta no solo a nuestra psique, sino también a nuestra salud, controlando nuestras emociones podemos ayudar a nuestro cuerpo a que responda de una manera adecuada. Las situaciones estresantes frente a las enfermedades, que de por sí lo son, producen tal desgaste físico, que el transcurso de la enfermedad puede llegar a ir a peor, debilitando nuestro organismo y sufriendo las consecuencias nuestro sistema inmunitario que hará que vaya resintiéndose cada vez más, nuestra energía vital. En cambio, sí aunque estés enfermo, te dedicas a realizar actividades que te hagan sentir emocionalmente bien,  prácticas un poco de ejercicio cada dia, buscas momentos en los que poder reírte de la vida y no pierdes la esperanza… tu cuerpo producirá endorfinas que calmara las molestias, segregará hormonas y se hará más fuerte ante las agresiones externas. Nuestras emociones ejercen una gran influencia en nuestra salud, no permitas que te afecten de manera negativa. Ya lo decían los antiguos con su mítica frase mens sana in corpore sano y diversos estudios lo han corroborado: Es necesaria una mente equilibrada para mantener un cuerpo saludable.

Tanta importancia ha cobrado este tema, que cada día, salen al mercado nuevas terapias, nuevos profesionales que buscan el equilibrio y la paz interior, mejorar nuestra conciencia mental, entrenar nuestra mente, solucionar nuestros problemas psicológicos… Los orientales saben de la importancia de una buena armonía mental, para ellos, lo importante no es solo el aspecto físico, es necesario cuidar y cultivar nuestro cuerpo, mente y espíritu. La meditación, el yoga, el taichí…son actividades que buscan la armonía física y mental, por ello cada vez ganan más adeptos en el mundo occidental, pese a ser prácticas con años y años de evolución. Los occidentales en cambio, cada día desarrollan nuevas técnicas, reinventan las técnicas de hipnosis, introducen mensajes subliminales en la música, crean terapias que nos ayudan a sentirnos mejor como la risoterapia, o aquellas que desarrollan nuestra capacidad artística como las actividades de expresión corporal, la musicoterapia o los clásicos talleres de manualidades… Se sabe que una persona que no sabe ser feliz en el mundo que vivimos, no puede gozar de la misma salud que una persona que vive la vida intensamente, como si cada día, fuera el ultimo que le queda por vivir,  por ello estas terapias resultan tan efectivas y conciencian a la persona de la necesidad de mantener un estado mental optimo, para que la salud también lo sea y gocemos de una vida más plena.

Aprende a ser optimista.

Ser optimista es una actitud, una forma de ver la vida y de afrontarse a ella de una manera positiva y que nos ayude a progresar pese a las dificultades. Ser positivo en la vida te ayuda a sacarle el máximo provecho a los infortunios que puedas sufrir. Este ejercicio pone de manifiesto la capacidad de ser optimista de las personas: Imagínate un vaso de agua lleno hasta la mitad de su capacidad, imagina que dicho vaso es tu vida, y el agua tus vivencias ¿Cómo ves el vaso? Quien piense que esta medio lleno, posiblemente haya aprendido a sacarle el lado positivo a lo malo y tienda  al optimismo, en cambio quien lo vea medio vacío es posible que haya sufrido mucho y no haya aprendido a valorar las circunstancias, tendiendo al pesimismo y rindiéndose ante las dificultades, sin embargo, una persona que haya logrado imaginarse el vaso por la mitad, será una persona realista, conoce que la vida tiene dificultades, pero posee la capacidad de afrontarlas. Esta mentalidad es la que deberíamos aprender a potenciar. Esta frase es interesante de recordar: El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas.

Una vida feliz y de color de rosa solo existe en los cuentos para niños y las novelas con final feliz. Una persona que siempre es feliz, acabara dejando de serlo ante la primera dificultad que se presente en su vida, tenemos que entender que en el transcurso de nuestra vida, nosotros vamos labrando un camino, en el que vamos encontrando dificultades y piedras, que deberemos ir sorteando, esas dificultades a veces puede costarnos mucho trabajo de sobrellevar (la pérdida de un ser querido, de un empleo, un fracaso amoroso..) pero el camino de nuestra vida jamás se detiene, las horas, los días, los meses pasan… si nos paramos en medio del camino, nos estancaremos, si retrocedemos podemos caer en los mismos errores y dificultades, aunque siempre podemos optar por coger un camino alternativo o mejor y, si seguimos, podremos ir llegando hasta el final de nuestras metas. No siempre encontraremos lo que anhelamos al final de ese camino, pero merecerá la pena porque habremos aprendido mucho durante el trayecto del mismo y estaremos preparados, cuando se presenten dificultades similares a las vividas, para hacerles frente.

La vida es un constante aprendizaje, los errores nos ayudan a madurar, somos humanos, todos nos equivocamos y tarde o temprano, nos encontramos con alguna situación inesperada a la que tenemos que enfrentarnos. Cada vez que tenemos que enfrentarnos a nuestro destino aprendemos una lección, aunque volvamos a caer en el mismo error, estaremos más preparados para superarlo.

Mejorar tu autoestima.

Para una persona, no debe de existir nada más importante que esa persona en sí, quererse es primordial, puede que en tu vida haya cosas a las que valores por encima de todo pero, si no te valoras a ti mismo ¿Cómo quieres que los demás lo hagan? Imagina que eres un vendedor que necesita ganarse la vida, tienes un producto único y maravilloso que en ningún otro lugar va a poderse encontrar, conoces a la perfección las maravillas de tu producto, pero, a la hora de presentarlo al público, la inseguridad te hace que no le muestres todas las propiedades de este producto, incluso llegas a dudar de sus propiedades aunque lo conozcas de maravilla, pensando que habrá otros productos únicos y mejores. Ante esta situación, los posibles clientes potenciales acaban ignorando el producto ante la falta de conocimientos del mismo y tú te quedas sin venderlo… imagina que ese producto eres tú, tu persona. ¿Cómo puedes pretender que la gente se interese en ti, si tú no muestras afecto hacia ti misma? Tú no eres un producto de teletienda, pero el afecto que te tengas a ti mismo, va a ser determinante a la hora de captar la atención de resto y de como te vean desde fuera.

La autoestima, como su nombre indica, se refiere a la estimación o afecto que nos tenemos a nosotros mismos, una persona con una alta autoestima desprende seguridad, es extrovertida, no tiene miedo a equivocarse…en cambio una persona con baja autoestima, se rechaza a sí misma, es muy autocritica con sus errores, no se valora lo suficiente… debemos aprender que todos somos humanos, que todos somos imperfectos en algún aspecto, que todos tenemos alguna limitacion, pero esa no es razón para querernos menos, porque conocer nuestros errores y defectos nos ayudaran a mejorar.

La autoestima se va formando a lo largo de nuestra vida, comienza a formarse conforme tomamos conciencia de nosotros mismos, de que hay niños y niñas, de que dentro de nuestra igualdad, cada uno es diferente, guarda una estrecha relación con nuestras experiencias, nuestra manera de ver el mundo, nuestra tendencia al optimismo o al pesimismo, nuestras aficiones y habilidades, la forma en que nuestros padres alaben o menosprecien nuestros actos... por desgracia, en ocasiones, la autoestima acaba formándose acorde a la relación que mantenemos con los demás y, no es raro en una persona introvertida, acostumbrada en su infancia a que se metan con ella, que genere una imagen de sí misma de autorechazo, traduciéndose como una baja autoestima en el adulto, con sensación de incapacidad, miedo o temor a destacar, rechazo a su físico o a sus capacidades…no obstante, no siempre sucede así, las personas pueden ser muy crueles con nosotros, sobre todo en la adolescencia y esto, puede marcarnos con el transcurso de los años, pero aceptar que nadie es perfecto y que no tenemos porque gustarle a todo el mundo por igual, será un paso importante para aprender a valorarnos mejor a nosotros mismos.  ¿Acaso a ti te cae bien todo el mundo? ¿Compartes tus aficiones con aquellas personas que no tienen nada que ver, con tu manera de entender el mundo? Si las personas no fuéramos tan diferentes entre sí, que aburrido y monótono acabaría siendo el mundo ¿no crees?

Desarrolla tus habilidades sociales.

Una de las cosas que deseamos la mayoría de las personas es ser más extrovertidas, conocer muchas personas, que nos aprecien y tener en la boca las palabras adecuadas para cada ocasión. Pero la realidad es controvertida, porque no siempre nos relacionamos con facilidad con los demás, no gozamos de suficiente popularidad y, en los momentos de mayor tensión o nervios acabamos soltando la mayor tontería que se nos viene a la mente y,  aunque pueda parecer insignificante, nos pasamos meses recordando ese desafortunado comentario que dijimos sin ninguna intención, lamentándonos por ello. Lo que si queda claro, es que somos seres sociales, necesitamos comunicarnos continuadamente con los demás, el aislamiento social nos afecta considerablemente a nuestro estado anímico y a nuestra salud, y cualquier manía relacionada con el hecho de relacionarnos con las personas, las fobias o la timidez, son cosas que se pueden curar con paciencia y decisión, pero debemos comprender que el problema viene de nosotros mismos sin buscar culpables en la ajenidad.

Las habilidades sociales podrían definirse como la capacidad que tenemos los seres humanos para comunicarnos con los demás de manera correcta y adecuada al contexto y situación sin dejar de respetar a los demás. Es saber que decir y cómo hacerlo en el momento adecuado, por lo tanto, define nuestro comportamiento al comunicarnos. Muchas personas nacen con esta capacidad muy desarrollada, otras, sin embargo, encuentran mayores dificultades en ocasiones por la timidez, otras por inseguridad… pero sea como fuere, las habilidades sociales es algo que se puede mejorar, y, que se hace necesaria en determinadas situaciones de la vida como por ejemplo, cuando tenemos que trabajar de cara al público. Un vendedor que depende de las ventas que consiga hacer, si no desarrolla sus habilidades sociales difícilmente captara suficiente público como para compensarle su trabajo. Un teleoperador telefónico, que no sepa atender adecuadamente a los clientes, hablando de una manera déspota o incoherente acabara perdiendo el puesto de trabajo por sus malos modales. Pero, no solo se hace necesarias las habilidades sociales en el ambiente laboral, en la vida diaria, cuando estamos con nuestros familiares, amigos o a la hora de establecer relaciones con desconocidos, se hace necesario practicar y llevar a cabo, nuestras habilidades sociales si queremos comunicar, transmitir y sentirnos en nuestra salsa.

Una persona con unas habilidades sociales desarrolladas, tendrá mayor capacidad de reacción ante los problemas y utilizara el dialogo para solventarlos, tendrá facilidad  para integrarse en nuevos grupos de amistades o trabajo, sabrá utilizar el lenguaje adecuado a cada contexto, defenderá sus derechos sin perjudicar el de los demás, sabrá actuar adecuadamente ante una entrevista de trabajo y mantendrá una buena relación con sus familiares, sobretodo en casos críticos como puede ser una relación de madre e hija adolescente y problemática… hay personas que tienen una gran seguridad sobre sí mismas y les cuesta poco entablar una conversación con personas desconocidas, en cambio, no tiene porque ser sinónimo de poseer unas habilidades sociales desarrolladas, pues si la persona, se dedica a decir cosas sin sentido o hablar sin educación, de poco servirá su extroversión y seguridad.

A la hora de comunicarnos,  no solo cuenta lo que decimos. Nuestros gestos, el tono de voz, la orientación espacial incluso la distancia juegan un papel decisivo. A estos componentes se los denomina componentes no verbales y juegan un papel decisivo en nuestra comunicación con los demás, por ejemplo, cuando estás hablando con una persona y no le miras a los ojos puedes darle a entender que le ocultas algo. Una persona que cruza sus brazos al hablar con los demás muestra una actitud defensiva porque posiblemente no se encuentre a gusto en el ambiente en el que se encuentra. Muchos psicólogos analizan los gestos de sus pacientes para comprobar que hay de cierto y que no en sus relatos, mediante el lenguaje de los gestos, tú también puedes aprender a leer en otras personas, lo que sus palabras son incapaces de decir.

Las habilidades sociales básicas que debe poseer una persona son las siguientes:

1. Capacidad para iniciar y mantener conversaciones.
2. Capacidad para hablar en público.
3. Capacidad de expresar agrado, amor y afecto.
4. Capacidad para defender los propios derechos.
5. Capacidad para pedir favores.
6. Capacidad de rechazar peticiones.
7. Capacidad de hacer cumplidos.
8. Capacidad de aceptar cumplidos.
9. Capacidad para expresar opiniones personales, incluido el desacuerdo.
10. Capacidad de expresión justificada de molestia, desagrado o enfado.
11. Capacidad para disculparse o admitir ignorancia.
12. Capacidad de petición de cambios de la conducta de otros.
13. Capacidad de afrontar críticas.

Entrena tu mente.

Normalmente, una persona alcanzada la madurez y acabado los estudios, raramente se para a pensar lo necesario que se hace entrenar cada día nuestra mente, para preservar en óptimas condiciones nuestra memoria y capacidades intelectuales.

Conforme pasa el tiempo, y vamos envejeciendo, al igual que sucede con las células del resto del cuerpo, nuestras neuronas acaban debilitándose y muriendo. Pero si las estimulamos continuamente, el proceso inevitable de envejecimiento, podemos ralentizarlo considerablemente y llegar con una estupenda memoria alcanzada la vejez.

Esta científicamente demostrado que manteniendo una vida saludable y entrenando cada día nuestra mente, podemos retrasar el proceso de envejecimiento y retrasar la aparición de la temida enfermedad del Alzheimer, que causa demencia senil y deterioro neuronal y que afecta a un porcentaje elevado de personas mayores de 65 años, sobre todo mujeres,  y que se sitúa en el cuarto puesto de las causas de muerte en la tercera edad de los países desarrollados.

Envejecer es inevitable, pero hay una diferencia abismal entre envejecer con salud y autonomía a llevar un estilo de vida que nos haga llegar a la 3º edad (si llegamos) con una salud deficiente. Nuestra mente no es una excepción, por eso se hace necesario entrenarla a diario, para evitar perder nuestras capacidades mentales con el paso de los años.

Factores que afectan a la memoria.

Todos sufrimos perdidas eventuales de memoria, ¿Quién no se ha levantado una mañana y se ha olvidado de donde aparcó el coche? Es inevitable, si cada día tienes que aparcar el coche en una calle diferente, es posible que te levantes con la idea confuso de que el coche lo aparcaste en la calle tal en lugar de cual, porque hace dos días lo aparcaste en dicho lugar. También es común olvidarnos de coger las llaves, o la cartera con la documentacion personal, sobre todo cuando tenemos prisas y no nos paramos a revisar con detenimiento si todo va correctamente.

Aunque nuestras capacidades mentales sean impresionantes, en ocasiones pueden verse limitadas por una falta de entrenamiento y una serie de factores que empeoran la situación ¿podrías recordar el nombre de las partes de una flor o de una hoja? Seguro que al leerlo se te viene una imagen mental de ti mismo en el colegio, sobre 4º o 5º  de EGB, estudiando la reproducción de las plantas, pero eres incapaz de decir de memoria las partes que componía una flor ¡te resultaba tan aburrido! Que te lo estudiaste de refilón, para poder aprobar ese examen de conocimiento del medio, que tan poco te apetecía.

Resulta curioso, sin embargo, como somos capaces de recordar aquellas cosas que nos gustaban cuando éramos niños, aquellos momentos agradables que vivimos, aquellas circunstancias que nos sacaban carcajadas y nos pasábamos días recordando… hasta un simple olor o sabor, puede evocarnos recuerdos de nuestra tierna infancia. La mente tiene la capacidad de memorizar aquellas cosas que nos resultan agradables, que nos interesan, pero más que el hecho de por resultarnos más agradables o no, se debe a que nuestra curiosidad tiende a buscar más información al respecto. Piensa por un instante en tus hobbies, si trabajas en algo que te gusta ¿Cuánta veces no habrás buscado información al respecto? ¿Cuántas veces no habrás mirado o realizado cursos relacionados? Evidentemente mantener la mente activa y recordar lo que nos gusta, evita que nos olvidemos de ello, pero todo lo que estudiamos a lo largo de nuestra vida, no significa que lo hayamos olvidado, solo que nos queda un vago recuerdo del mismo, porque no le pusimos demasiado interés, pero si vuelves a mirar un libro de biología y visualizas las partes de una flor, te vendrán a la mente esos recuerdos que tuviste que memorizar cuando eras pequeño y lo recordarías con facilidad si tuvieras que memorizarlo por segunda vez.

Algunos factores como el estrés, la depresión y la ansiedad pueden causar incapacidad de memorizar o recordar situaciones determinadas ¿Quién puede concentrarse plenamente en la época de exámenes, sabiendo que tenemos un día tras otro que examinarnos de asignaturas que no nos deja respirar? Ante una situación altamente estresante o dramática, sucede algo similar, los recuerdos se quedan bloqueados, a veces queremos intentar recordar cada minuto vivido y nos aparecen imágenes poco nítidas, a retazos aun sabiendo que las hemos vivido. Estos trastornos de la memoria son muy comunes, dado el enorme esfuerzo al que está sometido el cuerpo y la mente y aunque tenga un carácter transitorio, padecer estados depresivos, estresantes o ansiosos continuadamente, puede romper las sinapsis neuronales perjudicando las capacidades cognitivas del cerebro y, siendo un factor predisponerte en la aparición del mal de Alzhéimer.

Cumplir con las obligaciones.

Por muchas promesas que nos hagamos a nosotros mismos, y por mucho que queramos hacerle ver a los demás de que somos capaces de hacer esto o aquello, mientras no aprendamos a cumplir con nuestras obligaciones, no estaremos reflejando una imagen responsable de nosotros. Si quieres que las personas que tienes a tu alrededor te tomen en serio, deberías comenzar  a cumplir con tus obligaciones. La falta de responsabilidad, en ocasiones se traduce como una falta de madurez, y si sigues de esta manera, posiblemente nadie te vea capaz de alcanzar nada.

Tienes mil proyectos nuevos, has decidido comenzar a cuidarte, quieres empezar a cambiar tu actitud y tienes pensado emprender ese proyecto que tanto te gustaría llevar a cabo… soñar con que alcanzamos nuestras metas es muy gratificante, pero más lo es conseguirlas. El problema reside, en este caso, en que no nos marcamos en ocasiones, metas realistas, no disponemos de tiempo suficiente, carecemos de conocimientos y nuestra constancia y dedicación, no es que sea nuestro punto fuerte. Si  no te pones a puntos en estos aspectos, difícilmente podrás conseguir los objetivos que te marques.

Tienes una mente brillante, te embarcas casi a diario en un mar de ideas para mejorar en tu vida, ascender en tu profesión, mejorar como persona, pero cada idea nueva sustituye a una anterior, lo cual tus planes iníciales se modifican sustancialmente, esto no es negativo, en absoluto, las ideas son las que nos empujan a realizar nuestras acciones, pero si sigues cambiando constantemente tus ``planes´´ nunca vas a llegar a un punto concreto, es como… si anduvieras por la ciudad, buscando una calle céntrica y concreta, y cuando te quedan pocas calles por llegar, escoges un camino alternativo, que te lleva a la misma calle pero que sin duda te hará dar un rodeo mayor, tardando más en llegar. La falta de claridad, no es de gran ayuda a la hora de conseguir nuestras metas y cumplir con nuestras obligaciones.

La constancia, asignatura pendiente.

No cabe duda que para conseguir nuestros objetivos, debemos ser constantes. Para un estudiante, la constancia, le permite cada día estudiar un rato por las tardes y hacer  los deberes pendientes, esto a final de curso se traducirá como un boletín aprobado y poder pasar de curso, aunque le suponga cada día, perderse dos horas de poder estar con sus colegas. Es evidente, que la recompensa al final de curso no será la misma para este chico, que para sus amigos que ignoran la necesidad de estudiar cada día un rato. Para un padre de familia, la constancia, hace que cada mañana se levante a las 6 y media de la mañana, para irse a trabajar a una localidad retirada del hogar y poder traer cada final de mes el sustento que le permita alimentar a su familia y pagar la hipoteca, por muy sacrificado que sea dicho trabajo, no puede permitirse el lujo de ver a sus hijos en la calle pasando hambre, por lo que la constancia requiere sacrificio y fuerza de voluntad lo cual no siempre significa que lo que hagamos sea lo que mas nos guste o lo mas sencillo.

Mejorar cada día para ser feliz.

Dicen que para alcanzar la felicidad, uno debe encontrarse en paz con lo que le rodea, debe aprender a ser bondadoso, generoso y no guardar rencor a nadie, siquiera a una vida poco agraciada, porque todo sucede por alguna razón. Pero, lejos de esta utopía creada por algunas religiones, las personas somos recelosas, sentimos vacío interior y rencor cuando nos hacen daño o sufrimos constantemente y es algo normal, si no tuviéramos estos sentimientos, no seriamos capaz de distinguir lo que es bueno y lo que no para nosotros mismos, pero en el largo trayecto de nuestra vida, uno debe esforzarse por mejorar: mejorar en el trabajo, mejorar las relaciones familiares o de amistad, mejorar como padres… Cuando se habla de mejorar no nos referimos a ser el mejor en todo, esto es imposible, nadie tiene esa capacidad, piensa cuando eras peque e ibas al cole, siempre había alguna materia que se te daba mal, pero al igual que a ti le sucedía al resto de la clase, todos tenemos nuestras limitaciones y tú no eres una excepción. Cuando se habla de mejorar, se hace referencia a mejorar la percepción que tenemos de nuestra vida, esto sin duda nos hará mejores personas y podremos ser, un poquito más felices.

Existe un dicho popular que podría definir a la perfección la felicidad: no es más feliz quien más tiene, si no quien menos necesita. La felicidad podría definirse como un estado de plenitud con nuestra vida, aunque seamos pobres, no vistamos con un vestido de chanel, nuestro puesto de trabajo no sea el que siempre hubieramos soñado y nuestros hijos nos hagan lidiar con sus travesuras y caprichos, aceptar la vida que nos ha tocado vivir, y aprender a disfrutarla es una pauta correcta, para alcanzar nuestra felicidad personal, pero no basta con conformarse y aceptarlo, debemos esforzarnos por superarnos cada día, sin buscar metas imposibles, simplemente mejorar aquellos aspectos ``vacios´´ de nuestra existencia, e intentar mejorar nuestra limitaciones personales sin que se convierta en un difícil reto para nosotros.

Recuerda que ser feliz no es una circunstancia, las personas no son más o menos felices por lo que tienen o lo que viven, ser feliz es una actitud, para conseguirlo una persona debe aprender a ver la vida con optimismo, gozar de una buena autoestima y valorar las pequeñas cosas de la vida, solo de esta manera, podrá sentir esa sensación de bienestar emocional que tanto se asemeja a la felicidad y esto solo depende de uno mismo sin buscar responsables fuera.

Si quieres aprender a mejorar los aspectos psicológicos aquí expuestos, no dejes de informarte de nuestros talleres de psicología.